Sin duda, he aprendido mucho más de lo que he enseñado y he confirmado lo sabido por todos: es muy difícil hablar en público, pero es un reto apasionante. Creo que todo el mundo debería pasar por ello.
Personalmente me cuesta muchísimo dar una charla, así que dedico muchas horas a prepararlas. Necesito tenerlo todo muy controlado para que resulte algo comprensible y ameno. Para ir mejorando, he buscado información sobre el tema de las presentaciones. Pero a menudo me parece demasiado centrada en el tema del diseño y poco orientada al momento de la exposición, que, en definitiva, es la tarea principal y la parte que más dificultades supone para mí.
Como me queda mucho por aprender, he hecho mi lista de recordatorio, para reconsiderarla antes de volverme a poner a dar alguna charla. Quizás te pueda servir, si te encuentras en compromisos similares.
1. Quizás ellos no lo saben, pero los asistentes han venido a aprender. Tú lo sabes, así que obra en consecuencia y nada de espectáculo: rigor con notas de humor suele funcionar.
2. Elabora primero las ideas: contenido, contenido y contenido. La emoción la tienes que poner tú, no la delegues en las transiciones de la presentación.
3. ¿Ya has preparado la presentación? Borra la mitad de las diapositivas. Una vez borradas, divide en fragmentos el texto de las diapositivas restantes. Muestra poco a poco pocas ideas esenciales en breves bloques temáticos.
4. El objetivo de las imágenes es ilustrar, no deslumbrar. Pocas, buenas y grandes. Nada de delfines, puestas de sol o parejas de enamorados. Lo mismo con las tipografías: pocas, buenas y grandes. Nada de comic sans, caligrafía infantil o florituras.
5. Llega siempre mucho antes del sarao para prepararlo todo y lleva la presentación en tres formatos: el tuyo, en pdf y en flash. Si el pdf desmejora la calidad de tu charla, mal: has olvidado el punto 2.
6. Pon en las dispositivas el contenido que los asistentes han de recordar, NO el recordatorio que tú necesitas para hacer la exposición. Apréndete de memoria la presentación. Si no puedes, vuelve al punto 3 o dedícate al Twitter, que es más breve.
7. No mires las diapositivas, por el amor de Dios, mira a la audiencia! Si no puedes mirarles a los ojos, mejor haz un buen artículo que una mala conferencia. Los nervios no desaparecerán, así que aprende a controlarlos.
8. Saben leer. No leas la diapositiva en voz alta: deja tiempo para que ellos la lean. Calla. Sí, calla. Si tardan demasiado en leerla es que omitiste el punto 3. El silencio ayuda a pensar, como en una clase.
9. No abuses de tu posición dominante. Los asistentes han venido para escuchar tu exposición, no tus opiniones sobre otros temas. Nada de digresiones improvisadas. Contra las tentaciones, recuerda el punto 1.
10. Sé honesto con los sentimientos del público. No hagas trampas emocionales: nada de enjabonar a la audiencia, nada de jugar a la falsa modestia, nada de hablar de tus hijos... Tienes que ganarte al público con tu capacidad comunicativa y la calidad de tu mensaje. Sé interesante, c'est tout.
11. Haz pocas presentaciones y buenas, no cuelgues diferentes versiones de la misma presentación. Comparte una versión general, austera y más breve en la red. Y deja siempre una copia a los anfitriones. Procura que sea autoexplicativa, ya que no todo el mundo habrá sufrido tus parrafadas.
12. No te pases nunca, nunca del tiempo estipulado, ni diciendo "ya termino" o, peor, "iré más rápido, que no me queda tiempo". Simplemente, acaba y di "Muchas gracias". Respira hondo. Has terminado. Uff...
Escribir esto es fácil. Hacerlo, no. En fin, en eso estamos. De todas formas, lo mejor es ver cómo lo hacen los grandes y aprender de ellos. Y si no, mira, mira qué maravilla de exposición hace Hans Rosling!
ACTUALITZACIÓ: Montserrat Escorsa ha fet una versió en català en el seu blog. Moltes gràcies!