7.8.08

Las TIC deben cambiar el reloj por la brújula

Creo que la experiencia de los últimos tres años en el incremento de las dotaciones TIC en los centros educativos catalanes –diría que en otras muchas comunidades, pero no tengo datos contrastados...- debería hacernos cambiar radicalmente el objetivo central de los esfuerzos en infraestructura. Es lo que planteo en el título con la expresión cambiar el reloj por la brújula.

Si bien es cierto que las dotaciones TIC deben alcanzar una determinada masa crítica para que sus efectos en la mejora educativa sean patentes, demasiado pronto se impone la ley de los rendimientos decrecientes y la proporción entre progreso y esfuerzo se resiente. Ya sabemos a estas alturas que las energías para “ponerse al día” en temas TIC no conllevan un cambio sustancial, ni tan siquiera una efectiva mejora general.

No es políticamente correcto, pero creo que no es decisiva per se la incorporación de aulas de informática [sic], conexiones a Internet, pizarras digitales, portátiles con wifi, cámaras de vídeo o cualquier otra cacharrería electrónica para mejorar las prácticas docentes y, en consecuencia, el aprendizaje de nuestros alumnos. Ni tampoco es decisiva la incorporación de “nuevas herramientas Web 2.0” en los repertorios de recursos del profesorado. Todo ello no es más que una acelerada carrera contrarreloj que consiste en ir incorporando hardware y software en una espiral interminable, una carrera circular que no conduce a ningún sitio. Significa, llanamente, derrochar recursos económicos y, peor aún, derrochar tiempo de acción y reflexión educativa fundamental.


Primero un blog, después un wiki, más tarde un aula Moodle, mañana un portafolio virtual, la próxima semana una comunidad de usuarios y en el último trimestre un avatar en un entorno virtual... Los ordenadores adquiridos hace cinco años están obsoletos (¿?); el cableado debe ser substituido por wifi, el sonido de las primeras pizarras digitales es deficiente, etcétera, etcétera. Todo ello, ¿cuanto tiempo nos lleva y qué beneficios efectivos nos aporta? La ecuación coste/beneficios es insostenible… salvo en determinados casos.

Ya conocéis mi punto de vista: la única validación que considero relevante respecto a las TIC es el aprendizaje de los alumnos. Todo lo demás me parece secundario. Incluso creo que algo tan absolutamente necesario como la socialización de las TIC no va a producirse en la escuela, pero ese será un tema para otro post…

Hay muchos intereses cruzados en el tema TIC, algunos legítimos y otros no tanto. A veces las mejores intenciones alentan un entusiasmo digno de encomio, pero todavía hay demasiado discurso apologético y poca legitimación basada en resultados generalizables. Los únicos profesores que han convertido las TIC en valor para sus alumnos son aquellos que tenían elevados horizontes educativos, aquellos que ya tenían aspiraciones pedagógicas ricas y diferentes y para los cuales la incorporación de hardware o software ha dado alas a sus proyectos. La verdad, no creo que las TIC hagan, de profesores mediocres, mejores profesores.

Pasar del libro de texto a la pizarra digital, convertir esquemas o apuntes en presentaciones electrónicas, obligar a los alumnos a responder ejercicios en los comentarios de un blog, darlos de alta en un aula Moodle para realizar actividades hotpotatoes, poner “los apuntes” en un wiki… no solamente me parece un desacierto, sino que es una pérdida de tiempo y de dinero.

Seguramente deberíamos dedicar todo este esfuerzo a repensar cómo trabajamos con nuestros alumnos en clase, qué les proponemos para que aprendan y qué estimulantes proyectos llevamos a cabo –con o sin la TIC…- para que aprendan más y mejor. Es más, ocuparnos de las TIC nos distrae de replantearnos a fondo la educación, que es una tarea mucho más sustancial. Por favor, no dilapidemos los escasos presupuestos educativos en adquirir “un ordenador por alumno”, dediquémoslos a crear espacios de reflexión y aprendizaje para que los profesores (y alumnos…) transformen de forma radical sus concepciones sobre la enseñanza y sus métodos de trabajo. Es muy probable que las TIC nos ayuden a ello y por lo tanto deben formar parte permanente de nuestra agenda y de nuestro discurso, pero creo que debemos resituarlas.

Lo dicho: hay que dejar el reloj para trabajar con la brújula. Incorporar o no incorporar la última herramienta de moda, ya dijimos hace tiempo que no era la cuestión. Las TIC puede que nos ayuden a avanzar más rápidamente, pero habrá que saber hacia dónde queremos ir. Cuando tengamos claro el rumbo, habremos hecho una gran tarea pendiente. Repensar la escuela es mucho más urgente y necesario que incrementar el parque TIC. Y para repensar la escuela, deberíamos también repensar la incorporación eficiente de software y de hardware.

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Al hilo de este comentario, recomendaría el libro La nueva educación de Ferran Ruiz Tarragó. Una excelente lectura para estas vacaciones. Propone algunas reflexiones educativas bien documentadas y estimulantes. Y algunas contundentes propuestas hacia donde apuntar la brújula de la educación. Las TIC aparecen a lo largo de todo el libro, como no podía ser de otra manera, pero no son la innovación principal de las propuestas.
Buenas vacaciones a todos!


RUIZ TARRAGÓ, Ferran
La nueva educación
Madrid, 2007; LID Editorial Empresarial
Premio Fundación Everis 2006