1.12.07

Apuntes sobre el tratamiento de la diversidad

Ya sabemos que la pedagogía suele abusar de los neologismos y de una jerga académica algo obtusa para ganar cierto estatus científico. Esto sería comprensible si no viniera aparejado a la utilización de auténticos eufemismos a la hora de llamar al pan, pan y al vino, vino. Si me fuera dada la posibilidad de volatilizar palabras no tengo ninguna duda de cuál sería mi candidatura: “tratamiento de la diversidad”.

¡Cuántas barbaridades se dicen en su nombre, cuántas medias verdades y cuántas mentiras enteras! Bajo el paraguas del “tratamiento de la diversidad” se cobija, sencillamente, todo. Corolario: bajo la consigna de que los profesores debemos “atender a la diversidad”, debemos ocuparnos absolutamente de todo lo que compete a nuestros alumnos.

Según mi parecer los profesores, en una escuela digna de ese nombre, deben apropiarse sin reparos y con un verdadero compromiso del tratamiento de la diversidad. Pero de la diversidad entendida desde el punto de vista pedagógico. Y esa “diversidad” se podría repartir, grosso modo, en tres campos de diferenciación.

  1. La diversidad de intereses de los alumnos. El alumno aprende mejor si lo hace con curiosidad o entusiasmo. Y hay cosas que ya le interesan cuando cruza el umbral de la escuela. Aceptemos sus intereses como punto de partida, apoyémonos en esa chispa para convertirla en una llamarada. Pero tampoco nos resignemos a sus intereses, tratemos de crear nuevos intereses, trabajemos para despertar ese interés por los objetivos educativos que nos han sido asignados. No dejemos el interés al azar, no ignoremos el deseo. Reconozcamos su existencia y pongámonos a despertarlo! Bien sabemos que el amor por la literatura, la filosofía o la música no se reparten socialmente con equidad.

  2. La diversidad de aptitudes de los alumnos. Aceptemos sin reparos que no todos los alumnos tienen las mismas aptitudes y capacidades. Aceptar este aspecto de la diversidad significa, precisamente, que no vamos a renunciar a que todos aprendan. Tratemos de proponer una enseñanza que estimule a cada uno a ir más allá de lo que le resulta fácil y cómodo. No busquemos un justo medio que no hace sino empobrecer a todos! Exijamos a cada uno el esfuerzo (sí, el esfuerzo) imprescindible para llevar a cabo un objetivo asequible que enriquezca sus posibilidades, sus conocimientos, sus competencias, sus valores.

  3. La diversidad de perfiles de aprendizaje de los alumnos. Basta conocer cómo aprende cualquiera de nuestros semejantes para ver que todos somos distintos. A pesar de compartir una misma lengua, no hay dos hablantes iguales, a pesar de compartir un mismo repertorio de inteligencias, no todos las usamos igual. Podemos simplificar agrupando distintos estilos cognitivos, tipos de inteligencia, hábitos evocativos, etc. Pero siempre sobresale la exuberancia y la singularidad de las estrategias de aprendizaje personales. Ampliemos nuestra paleta pedagógica, atrevámonos a diferenciar los contenidos, los procesos y las producciones finales para que den respuesta a esta riqueza.

Gestionar toda esta complejidad no es tarea fácil. Cada uno de estos ámbitos supone un reto mayúsculo. Ya sabéis que creo que diversificar sin excluir es el gran reto de la escuela actual. Quizás seré atrevido, pero nadie me podrá achacar una falta de ambición pedagógica…

Esa es mi parcela de responsabilidad en el “tratamiento de la diversidad”. Una diversidad, dicho sea de paso, que la escuela más tradicional no asume y que se compadece muy mal con una actitud antipedagógica. Una diferenciación que incluye a todos los alumnos y no solamente a aquellos que, abusando de la expresión, ponemos en el desdichado saco del tratamiento de la diversidad.




Y es que los problemas de salud mental, de abandono familiar, de conductas disruptivas, de marginalidad social, de integración cultural y lingüística… no son problemas pedagógicos. Es decir, abordarlos no es responsabilidad del profesor. Acaso será responsabilidad de todos, esto es, de médicos, psicólogos, psicoterapeutas, educadores de barrio, jueces, etc.

Quizá la escuela deba ser el marco para abordar todos los problemas de la infancia y la juventud. Personalmente, me parece muy bien. Jamás he sostenido que la escuela deba restringirse a la instrucción como defienden mis colegas antipedagógicos. Pero no puede ser responsabilidad exclusiva de los profesores, no podemos pagar todos los platos rotos. Los problemas de la infancia deben ser responsabilidad compartida entre todos los agentes sociales, educativos, sanitarios, judiciales, etc. Todos aquellos que gravitan alrededor de nuestros niños y jóvenes. Todos ellos deberían estar en la escuela y trabajar, codo con codo, con nosotros.

Otra cosa es que, dada la importancia de la educación, debieran también implicarse todos los estamentos de la sociedad: medios de comunicación, agentes sociales, partidos políticos… pero ese ya sería otro post.


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Los que me conocéis personalmente sabéis que no me importa ir más allá de los límites de mi tarea docente. Somos muchos los que lo hacemos, no lo tengo a ninguna gloria. Pero no lo hago atendiendo a mis obligaciones profesionales sino a mis convicciones personales. Cualquier alumno que entra en mi clase se convierte en mi huésped y su suerte personal me acompañará mientras sea mi alumno, más allá de su éxito escolar. Pero esta es mi forma de vivir la docencia, nadie puede exigirla a los profesores. Hasta ahí podríamos llegar!

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincidirás conmigo Boris en que con el voluntarismo que le echas y el que le puedan echan otras personas (incluso yo mismo) no "solucionamos" el problema. Con su "tratamiento de la diversidad" tal y como lo exige la administración, ella sí soluciona su problema. Pero la realidad nos habla cada día de cómo se amplía esa diversidad constantemente, por ejemplo con la llegada de inmigrantes de todo tipo de países.

Valoro lo que haces Boris, y lo que muchos hacen pero la administración nos toma el pelo.

Anónimo dijo...

Hola Boris,
Perdona que no hable de diversidad. He visto tu entrada sobre la (falsa) formación inicial del profesorado (30.10.06) y precisamente preparo un reportaje sobre el tema para el periódico Escuela. ¿Querrías aportar algo? A mí me resultaría muy interesante contar con tus reflexiones como autor de 'La mirada pedagógica'. Espero tu respuesta.
Gracias por adelantado,
Saray (saraymarques@gmail.com)

Rubén Nieto dijo...

Bien, si esa forma de vivir la docencia, que yo calificaría de "militante" no se nos puede exigir a los docentes ¿qué es lo que se nos puede exigir? ¿y qué se puede exigir a cada sector social relacionado con la educación, es decir, a prácticamente toda la sociedad?
Coincido contigo en que la atención a la diversidad es uno de los mayores retos que tenemos planteados, y también en que se dicen demasiadas tonterías en su nombre.

Anónimo dijo...

Hola Boris, jo no sóc mestra ni res per l'estil, però sóc mare, i m'alegra molt que hi comencin a haver debats com aquest a la xarxa, crec fermament en les possibilitats dels nostres nens i crec que els pares hi tenim molt a fer també (a part de tots els professionals que esmentes). Escoltant aquest interès que tu deies, despertant la curiositat que tenen i que els fa aprendre.
Crec que és molt més important això que tres extraescolars al dia...

Gabriela Monzón dijo...

Boris, nunca deja de asombrarme que un océano de por medio no impida que siempre encuentre tus palabras tan precisas, sabias y lúcidas.
Coincido ¡¡taaaan absolutamente con lo que expresas!!
En Argentina, Alisedo, Melgar y Chiocci (unas especialistas de mi área -que es la Lengua y la Literatura-) escribieron la "Didáctica de las ciencias del Lenguaje", y ellas plantean algo que denominan macrovariables y microvaribles que inciden en el proceso de enseñanza y aprendizaje... Y precisamente, las microvariables son aquellas de orden disciplinar y didáctico de las que inevitablemente nos tenemos que hacer cargo, aún cuando con voluntad o militancia como quieran llamarle los colegas uno asuma otros roles, otras luchas y otras tareas.
Pero plantear situaciones que posibiliten aprender a todos algo y de alguna manera es un deber inexorable, que sin embargo, muchos (demasiados docentes, estén en el ejercicio o en la administración) no asumen, a veces amparándose deliberadamente en las llamadas macrovariables y justificando su ineptitud e incompetencia en ellas.
Un abrazo
Gaby

Anónimo dijo...

Com sempre...
"barret"
;-)

Anónimo dijo...

Es verdad que a lo mejor hay cosas que no forman parte de la obligación de una/un docente. Ahora bien, ¿qué pasa cuando tampoco se cumple con lo que sí forma parte de su obligación? Y, por otro lado, ¿por qué molesta tanto a otras/os que algunas/os vayan más allá de su obligación y asuman competencias que no son su obligación? Algunas/os no sólo no hacen sino que tampoco dejan, ¿será que se sienten cuestionadas/os?

Por lo demás, totalmente de acuerdo con lo que dices y con la expresión que Rubén nieto utiliza "la docencia militante".

Aprovecho para invitarte a participar en nuestros CIOs, no sé si estás al tanto de su existencia. El último está convocado en mi blog y puedes verlo en http://montsepedroche.wordpress.com/2007/12/01/tercer-claustro-ideal-oficial-analisis-de-ejemplos/#comments

El primero lo convocó Juanjo en http://elblogdejuanjo.wordpress.com/2007/11/02/primer-claustro-ideal-oficial-los-tres-principales-problemas-de-la-ensenanza/

Y el segundo lo convocó Ramón en http://ramoncastro.es/?p=254

Estaría encantada de contar con tu participación, un saludo, Montse

Anónimo dijo...

Boris, una lucidísma entrada con la que estoy totalmente de acuerdo. Admiro tu militancia y comparto tu análisis: los problemas de la infancia y de la adolescencia deben abordarse entre todos los agentes relacionados. Pero, coincido con Montse, desgraciadamente, muchos profesores no tienen militancia sino desidia, abandono, dejación y hastío... ser docente es una profesión difícil y de riesgo que necesita de altas dosis de motivación, humor, capacitación y profesionalidad. Sospecho que andamos escasos de todas ellas.
Respecto a la atención a la diversidad, a la Administración se le llena la boca poniendo una solución a cada problema, es decir, dando soluciones específicos a problemas globales. Un acnee por aquí con el PT por allá; uno de compensatoria por aquí con su correspondiente profesor por allá; otro con dificultades de aprendizaje por aquí, pues al refuerzo por al´´a... y así sucesivamente...
El planteamiento de tratar la diversidad como problema y no como la esencia misma de la escuela es un error mayúsculo que, al menos en Secundaria, está teniendo un considerable fracaso. ¿Por qué no hablamos de inclusión educativa para hablar de diversidad del alumnado? ¡Por qué no hablamos de trabajo multitarea con tres o cuatro profesores dentro de la misma aula? ¿Por qué no vamos a saco con las TIC como base para el aprendizaje? Seguiría hablando del tema de la diversidad, pero lo primero sería considerarla como la esencia del hecho educativo y no como un problema que tenemos que soportar de la mejor forma posible. Así nos va a los docentes.
Saludos
http://victorcuevas.es

Boris Mir dijo...

Estimados compañeros,

Muchas y diversas cosas! Disculpad mi tardanza, llevo un final de trimestre agotador...

Quiero aclarar primero que hago lo que buenamente puedo y no siempre demasiado bien. Soy uno más entre muchos. Nunca he trabajado en centros fáciles y doy fe de que hay bastantes compañeros mucho más comprometidos y entregados que yo, al margen de los blogs, que merecerían de verdad vuestros elogios. Dejemos el voluntarismo o la militancia, por favor.

Se me hace difícil hablar de la administración en abstracto y en general. Nosotros también somos parte del tinglado y representamos también a la administración, queramos o no, en nuestras relaciones con los alumnos y sus padres, en una lacónica lista de libros de texto, en sencilla carta o en un boletín de notas. Creo que todo el profesorado debería pasar una temporada en un equipo directivo porque allí te hacen sentir administración… tus propios compañeros! La administración tiene muchas caras y nosotros somos una de ellas. ¿Nos toman el pelo? Sí, a veces sí, Javier. Pero tanto lo puede hacer un Delegado territorial como un compañero de Departamento, un inspector cómo un psicólogo de los servicios sociales. He visto de todo en todas partes. Conozco a inspectores impresentables y a inspectores memorables. Seguramente este es uno de los agujeros negros de la administración educativa: todas las responsabilidades quedan difuminadas entre multitud de cargos, estamentos, secciones... No hay manera de determinar “quién tiene la culpa” de nada! Y, aparte, cada uno piensa que él es de los pocos que lo hace bien, que trabaja profesionalmente…

La distinción entre macrovariables y microvariables que plantea Gabriela me parece una buena herramienta, pero creo que deberíamos plantearlas holísticamente (perdón por la palabreja), pues todas las variables están interrelacionadas.

La atención a la diversidad es un tema escurridizo pero, sobre todo, es un tema muy mal planteado. Creo que mi texto es suficientemente explícito al respecto, aunque algo esquemático. Pienso que Víctor acierta en su crítica. En efecto, la diversidad es la esencia del hecho educativo porque, si me lo permitís, es la esencia de lo humano. No es un problema que debemos resolver, es una característica del hecho humano. Si el sistema educativo asumiera esto haríamos un paso de gigante. Todos somos “de diversidad”, por Dios.

Esto enlaza con un tema que ronda siempre este blog: las concepciones personales de la educación, el sistema de creencias y valores que predomina en el cuerpo docente respecto a lo que es enseñar y aprender y, sobre todo, lo que es la escuela y su terrible corolario: la fabricación del éxito y el fracaso escolar. Creo que el tema de la diversidad es una pieza de este otro puzzle mayor.

Acabo agradeciendo las peticiones de colaboración y participación. Haré lo que pueda.
Montse, conozco, en efecto, los Claustros Ideales. Tengo ideas encontradas sobre ellos. Brevemente, creo que la idea es buena pero que el medio no es el adecuado: ¿no sería mejor convocar un encuentro con día y hora a través de la red (conferencia Skype, por ejemplo) y luego publicarla? Y también opino que me sobra la palabra “ideal”… Me interesa más un claustro real en el que quepan también los antipedagógicos, por decirlo de alguna manera. Un claustro para hablar precisamente de aquello que nos separa, para aprender qué parte de verdad hay en cada postura… arriesgarse a superar los tópicos y la confrontación de personas y no de ideas. Difícil pero imprescindible, a mi parecer. Sé que vosotros sois más combativos, pero yo no me atrevo a polemizar con aquellos que no quieren asumir “competencias que no son su obligación”. ¿Por qué deberían hacerlo? ¿No es suficiente que hagan bien su trabajo? ¿No contribuimos a la confusión convirtiendo nuestra profesión en un imposible con nuestro desbocado deseo de solucionarlo todo? En fin, tengo muchas, muchas dudas sobre todo esto.

Un abrazo y perdonad la extensión.

Boris Mir dijo...

Benvolguda amiga mare,

M’ha impactat el teu escrit perquè no penso mai que aquests textos els pot llegir una persona que no sigui docent. Jo també sóc pare i estic molt preocupat per l’educació dels nostres infants. I tinc molt interès en fomentar una cultura de l’educació entre aquells que no són docents. Crec que és absolutament imprescindible que l’educació sigui un afer públic i que existeixin espais compartits per a parlar d’educació i per ajudar-nos els uns als altres. No parlo d’escoles de pares, parlo de ciutadania responsable. Com és que hi ha mobilitzacions pel canvi climàtic o per aturar les guerres i no s’omplen els carrers per a promoure una transformació de l’educació? El tema em sembla tant important que no podem deixar-lo en mans dels polítics… Com fer-ho? Doncs, no ho sé. Però cal fer-ho!

Una cordial salutació i moltes gràcies pel comentari.

Boris

Joel dijo...

Me ha gustado leer tus ideas, aunque como dices sean esquemáticas... los que llevamos poco en este mundo (como yo, 5 años)pero lo llevamos bien dentro nos damos cuenta de muchos de los problemas que existen, pero nos falta experiencia y visión de conjunto para centrarnos en las soluciones...

Juana Portugal dijo...

Me siento muy identificada con tu artículo y, aunque hace tiempo que lo escribiste, poco se ha hecho para cambiar todos los problemas con los que nos encontramos los docentes diariamente. Valoro tu modo de plantearte la docencia y al mismo tiempo ser crítico ante la realidad. Muchos compas pecan de quejarse sin poner nada de su parte. ¡ánimo! y ¡felicidades! Tus alumnos son muy afortunados.
Saludos

Hichem Mahmoud dijo...

Com sempre perfetto !
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marie dijo...


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marie dijo...



:)
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marie dijo...

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qinera dijo...

La educación es la base fundamental para desarrollar un comportamiento social y humano adecuado. A través de ella, adquirimos conocimientos, valores y habilidades que nos permiten convivir de manera respetuosa, empática y solidaria con los demás, construyendo así una sociedad más justa y equitativa.