27.10.13

Se portan mal y no pasa nada!

¿Quién no ha oído la frase "Se portan mal y no pasa nada!"?

Es una afirmación equivocada porque siempre pasa algo: queda impune una falta, se ignora un error, se consagra cierta tolerancia, se escatima una reflexión, se pierde una oportunidad de castigar o de aprender...

Para muchos profesores lo esperado ante una conducta negligente es un castigo. Pongamos "castigo educativo", para ser exactos. Aunque creo que eso, en realidad, no existe.

La mirada pedagógica sobre el mal comportamiento obliga a tres acciones. El orden es lo de menos, pero los tres actos son necesarios:

1. Reconocer la culpa. Es decir, reconocer la responsabilidad sobre el mal comportamiento. El alumno debe entender y aceptar la responsabilidad que tiene sobre sus actos. Pero de verdad, no para escabullirse de la situación.

Esto implica superar las tres grandes técnicas de exculpación: "Yo no he sido!" + "Hay otros haciendo lo mismo!" + "Siempre me lo dices a mí!". Yo lo cuento a mis alumnos e incluso lo pasamos bien identificando las tres excusas en muchas ocasiones.

Ser responsable
2. Reparar el daño. Arreglar el estropicio, reparar la falta. Hablar con el ofendido, entender la situación. Naturalmente hay cosas irreparables, pero son las mínimas. En el Institut Escola Les Vinyes no solamente se abona el coste de la reparación, se acompaña a la persona que lo realiza y se le ayuda, sea un conserje, sea un operario externo.

3. Pedir perdón. Es lo más difícil, sin duda, aunque sea una petición sentida. Y debe serlo siempre. Yo no obligo a pedir perdón a nadie que no sienta que debe hacerlo: trato de que se ponga en lugar de la víctima para que logre la empatía necesaria para este difícil cometido. A veces es un tema de tiempo, simplemente. Otras, nos conformamos con pedir disculpas, una forma más ligera y educada de cerrar un conflicto. El tema del perdón es muy serio en la educación y en la convivencia entre personas. Me gustaría tratar de ello en otro post...

Para mí, aquí termina la función educadora. Y con ello, la disciplina en la escuela! Lo demás lo acepto, admito, acato. Pero no creo que la punición mejore el comportamiento en la formación de niños. Si acaso lo hace, como afirman los conductistas, es a un precio demasiado alto. El precio de inculcar unos valores que son nefastos: los del miedo, la sumisión y la imposición del poder. El ojo por ojo es un estadio moral poco noble. Castigar enseña a las víctimas a ser castigadores: cuando tengas el poder, ya castigarás, ahora sométete!

Por cierto, gestionar así las conductas es muy cansado y muy costoso. Requiere tiempo, serenidad, habilidades comunicativas, empatía, respeto, generosidad. La resolución de un pequeño incidente puede tardar dos o tres días en cubrir las tres etapas. Mandarlo al despacho del jefe de estudios, en cambio, es cosa inmediata...

Y es que la verdadera educación de la conducta de los niños es una carrera de fondo. Todos los buenos educadores lo saben, sean padres o maestros. Enmiendo lo dicho: se portan mal y deberían pasan determinadas cosas.

5.10.13

Innovar, mejorar o gestionar

En nuestras escuelas hay procesos simultáneos de gestión, mejora e innovación. Aunque no los veamos. Procesos que implican acciones, valores, propósitos diferentes. Y contradictorios. 

Procesos en una escuela

Gestionar tiene que ver con ejecutar correctamente, con procesar. Gestionar es explotar. La base que permite gobernar la gestión de la escuela es la buena ejecución, la excelencia en la repetición. Mi herramienta favorita para la gestión son las instrucciones de uso y las guías. Es el GTD del equipo directivo!

Mejorar tiene que ver con la optimización. Mejorar es perfeccionar. Mejorar es incorporar cambios a lo que ya tenemos. La mejora en la escuela se gobierna con una buena planificación estratégica y unos objetivos claros. La evaluación continua es su gran herramienta.

Innovar tiene que ver con el riesgo, la incertidumbre, lo no previsto. Innovar es explorar. La base que permite gobernar la innovación es la creatividad y el talento. La única estrategia posible es aprender durante el proceso, no antes. Mis herramientas favoritas para lograrlo son el prototipo, el feed back y el pensamiento creativo.

Escuela zombi
Al funcionar por cursos escolares, en muchas escuelas predomina la gestión. Aun siendo buena en entornos repetitivos, la gestión nunca es suficiente. Simplemente porque el escenario cambia: el mundo cambia! Honestamente un centro educativo que no mejora o innova es un muerto viviente. Conozco institutos zombis que llevan años muertos, que sobreviven por la inercia y porque nadie se atreve a enterrarlos...

Otros se pasan de la raya con la innovación. Trabajan a destajo, exigen mucha energía y un alto compromiso personal y profesional. Como dice Ramon Grau, uno de los innovadores imprescindibles, "vuelan por debajo del radar" porque no se ajustan a la normativa, ni a las exigencias funcionariales, ni a la burocracia. 

Institut Escola Les Vinyes?

Pero muchos nos saben en qué equipo juegan. Y eso es lo peor. Llévalo a tu centro, a tu aula y pregúntate: ¿Qué parte de mi curso ha sido gestión, mejora o innovación? Requieren lógicas, herramientas y compromisos diferentes. La prueba del nueve de la innovación, por ejemplo, es el riesgo. Si no arriesgas en tu clase, no innovas. Si no planificas metas en tu clase, en cambio, no mejoras. Si no mantienes rutinas, no gestionas nada y tu asignatura o tu escuela está desgobernada.

Yo hice un examen público de mi aula, con la complicidad de mis amigos de Música del ICE de la Universitat Autònoma de Barcelona, que coordina Begonya Folch, otra imprescindible e incansable innovadora. Aquí está la presentación que hice, ahora en español.