Supongo que muchas personas, como yo, se encuentran desbordados y avergonzados de su condición humana después de leer la dolorosa etiqueta #cuentalo en Twitter o Instagram.
No creo que exista la posibilidad de pedir perdón de género: en nada me identifico con esta atribución del sexo masculino. Si esto es ser un hombre, yo no soy un hombre. Algunas personas no son indeseables por su condición de hombre, lo son por sus conductas inadmisibles, su falta de respeto, su brutal machismo.
Que la humanidad todavía no haya alcanzado un grado de educación suficiente para considerar determinadas actitudes y acciones un tabú inaceptable nos señala, dolorosamente, que todavía no somos suficientemente humanos.
Ciertamente la condición humana puede considerarse algo horroroso y miserable. Basta con ver la pobreza y la injusticia incrustadas en nuestros sistemas económico o social. Somos la especie que más semejantes asesina.
Sin embargo. como educador, tengo esperanza. Creo que podemos combatir la barbarie, la injusticia, la violencia. Podemos mirar de frente a la realidad, a veces un territorio devastado, para proponer reflexión, conocimiento y valores humanos.
Así que, después de escuchar cosas terribles hay que contribuir a reparar el daño, a instaurar la justicia, a edificar un futuro mejor para mujeres y hombres. Tenazmente, discretamente, incansablemente. Debemos hacerlo. Se lo debemos a todas las mujeres. Nos lo debemos a todos.
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