6.5.12

Habilidades ejecutivas

La habilidades cognitivas se encuentran perdidas entre los contenidos –conceptuales, factuales, procedimentales o actitudinales-  y la irrupción de las competencias en los currícula. Nadie focaliza en ellas, salvo si el docente tiene interés personal por el “aprender a aprender” o por algún programa de enriquecimiento intelectual. Todo muy vago y tangencial respecto de los ejes troncales de la escuela.

El nuevo libro de José Antonio Marina trata de la inteligencia ejecutiva, una manera lúcida de unir inteligencia emocional e inteligencia racional a partir de la acción. Me ha encantado pues creo que las habilidades ejecutivas son también otro olvidado componente esencial de la inteligencia. Concretamente, son aquellas habilidades que guían la acción, que nos permiten actuar con éxito.

¿A qué me refiero? Pues a ser capaz de lo siguiente:

1. Diferir la reacción.  Ser capaz de aplazar la respuesta, de manejar la impulsividad. Esto comprende evitar la acción/reacción y exige un control de las emociones. Hablar sin pensar, apresurarse a responder, interrumpir al compañero... Muchas veces, el jinete debe ser capaz domar al elefante.

2. Dirigir la atención. Ser capaz de concentrarse en la tarea y saber evitar las distracciones. Esto comprende iniciar y mantener la evocación dirigida, que diría Antoine de La Garanderie. Controlar la memoria de trabajo. Más que imprescindible en entornos digitales, una vez superado el mito de la multitarea…

3. Establecer metas. Ser capaz de imaginar un resultado y planificar su consecución. Comprende establecer qué pretendes lograr en un plazo de diez minutos o de diez días. En el trabajo momentáneo, en el estudio, en la preparación de los exámenes…

4. Actuar estratégicamente. Ser capaz de cambiar de rumbo, de aprender de los errores, de adaptarse a las situaciones que surgen y tomar decisiones a lo largo del proceso. Aprender no es un camino recto y previsible: es un reto autoimpuesto que hay que dirigir.

5. Mantener el esfuerzo. Ser capaz de soportar las dificultades, las resistencias, las incomodidades. Sostener cierto ritmo de trabajo continuado. Un poco de hambre, un poco de frío y un poco de sueño, recomendaba Confucio. Fortaleza de carácter, cultura del esfuerzo, capacidad de sacrificio… pues eso, llámalo como quieras.

Orchestra del Teatro Comunale di Bologna

José Antonio Marina propone parecidas habilidades ejecutivas en su libro. Yo no comparto su idea de que la metacognición o la capacidad de aprovechar los conocimientos previos constituyan elementos de la parte ejecutiva. Pero mejor que te leas el libro porque vale la pena!

Los profesores deberíamos intentar actividades y reflexiones que integraran estos aprendizajes en todas las edades. No en una tutoría o una optativa específica, sino cuando abordamos el desarrollo de las competencias y la adquisición de los contenidos curriculares. En definitiva, deberíamos integrar las habilidades ejecutivas en nuestro trabajo ordinario, en la letra pequeña de cada clase que hacemos.

2 comentarios:

Begonya Folch dijo...

Solo hay que mirar a un bebé explorando todo lo que llama su atención, ahí está el compendio de los puntos clave del aprendizaje natural: dirige la atención, mantiene el esfuerzo y aprende de los errores sin descanso mientras se mantenga el interés y la motivación intrínseca. Y en poco más de un año y medio aprende a hablar y a nombrar el mundo para relacionarse con los demás y con las cosas.
La cuestión es, si este equipamiento cognitivo lo traemos de serie, ¿por qué la escuela ha dado tradicionalmente la espalda al motor de arranque, la motivación intrínseca, en aras de densos curricula impuestos, compartimentados y poco o nada diseñados en contextos de realidad?

Boris Mir dijo...

Hola Begonya,

Los curriculums están para imponer lo cultural, no lo natural. El aprendizaje natural se basa en la motivación intrínseca pero cuando esta no se produce, ¿debemos renunciar a enseñar? La educación obligatoria es intrínsecamente compleja: hay que aprender obligatoriamente lo que, como sociedad democrática, hemos determinado imprescindible. Aquello que nos libera y nos une como sociedad.

Otra cosa es considerar que los aprendizajes que impone el currículum son realmente imprescindibles y necesarios. Sin duda son demasiado extensos, compartimentados y poco o nada diseñados en contextos de realidad... Aun así, creo que las prácticas docentes están todavía más alejadas de las necesidades reales y de las estrategias de aprendizaje efectivas. Queda mucho por hacer.

Un abrazo muy fuerte!

Boris