La huelga estatal de educación del próximo martes 22 es la última huelga educativa que hago. Porque la huelga me parece un sistema inadecuado de protesta en los servicios públicos. Porque creo que perjudica a nuestros alumnos, a nuestras clases y a nuestros centros. Porque afecta poco a nuestros verdaderos “patronos”, la administración y el gobierno local y damnifica la imagen de los centros públicos y de sus trabajadores.
Comparto completamente los motivos de la huelga, pero no los métodos. Siento que la defensa imprescindible de la educación pública requiere otras iniciativas, más positivas, más directas, más efectivas, más adecuadas a los tiempos actuales. No tengo claro qué hay que hacer, pero hago esta propuesta concreta, que es mejor que nada, para futuras movilizaciones.
La próxima huelga voy a ir a trabajar pagando. Voy a entregar la nómina de ese día a la Asociación de Padres y Madres de mi centro. Y voy a dirigir una nota a mi comunidad educativa parecida a esta:
Estimados pares y madres,
Dada la gravedad del deterioro de la educación pública que estamos padeciendo considero imprescindible actuar y hacer acciones positivas más allá de la queja y la protesta.
Adjunto con esta nota mi salario correspondiente al día de huelga convocado. Administradlo según vuestro parecer para que pueda ayudar a la mejora de la educación pública: comprando materiales para el centro, financiando recursos educativos para las familias en paro, ayudando a cubrir déficits económicos de las actividades extraescolares, dotando de recursos la biblioteca del centro…
Os pediría que reflexionarais con vuestros hijos sobre la importancia de la escuela pública y la necesidad de su defensa. Yo no voy a hacerlo en clase, porque no quiero incurrir en la demagogia o el adoctrinamiento. Vamos a trabajar con normalidad y tesón, como hacemos cada día.
Solamente me queda agradecer la confianza que depositáis en la educación pública y en sus profesionales. Que sea por mucho años!
Cordialmente,
Boris Mir, profesor de educación secundaria
Voy a tratar de convencer a mis colegas del claustro para que se sumen a esta propuesta. En mi centro hay alegría y compromiso, trabajo exigente y ganas de mejorar. Todos estamos por la pública, pero desencantados y entristecidos por los escasos efectos de las huelgas. El sueldo de todos no es mucho, pero tiene un gran valor simbólico. Quizás ayudemos a recapitalizar nuestros centros, a lo mejor podemos dar ejemplo a las familias y hacer que se sumen a la defensa de la educación.
Seguro que habrá otras alternativas. Seguro que se puede mejorar esta propuesta. Busquemos más formas de ayudar a la educación pública, más allá de la queja que nada ofrece. Estaré interesado en conocerlas y en sumarme ellas.