25.4.10

Agentes del cambio educativo

El incremento de las infraestructuras educativas tiene un impacto bastante limitado en la mejora efectiva del aprendizaje, pero tiene importantes consecuencias indirectas que pueden ser una oportunidad para estimular otras medidas pedagógicamente más relevantes. Ya expusimos nuestro escepticismo respecto al tecnodeterminismo que subyace en los planteamientos del plan Escuela 2.0, pero esto no merma las posibilidades de todo tipo que se generan. Algunas magníficas, otras nefastas.

Una baza determinante para aprovechar esta oportunidad se juega en la misma gestión del cambio, muy compleja y muy difícil. Alguien, en cada equipo docente, en cada centro, en cada zona educativa, en cada unidad administrativa... debe actuar como agente del cambio para que la nueva infraestructura tecnológica sea el espolón que genere acciones que mejoren de verdad el aprendizaje.

Como bien ha documentado Michael Fullan, las fuerzas efectivas del cambio son un conjunto de variables tales como la presencia distribuida de agentes del cambio, el énfasis en la transformación del contexto, el velar por la coherencia del proceso, el apoyo en valores educativos profundos o la tolerancia ante la incertidumbre. Alguien debe velar por todo ello, de forma explícita y notoria. ¿Y quién mejor que los propios docentes?

En Cataluña se está promoviendo en todos los centros que participan del Projecte eduCAT1x1 la creación de un “equipo impulsor”, el cual debería asumir esta responsabilidad. Por ello, a mi entender, los equipos no deberían ser un reflejo de la estructura organizativa de los centros, sino un reflejo de la presencia en ellos de agentes del cambio. Los libros de management los llaman “líderes naturales de las organizaciones”. Yo los identifico con profesores y profesoras a los que todo el mundo escucha cuando hablan en los claustros y que son capaces de comprometer a la gente a la acción. Sin su contribución, el impacto será mínimo y marginal, pues ya tenemos experiencias de dotaciones tecnológicas y cambios de todo tipo que han resultado estériles. No veo otro modo de lograr este compromiso que personalizando el Plan Escuela 2.0 en cada escuela o instituto.

Por ello, creo que estos equipos impulsores deberían establecer el ritmo y el grado de cambio que convenga a su centro –innovación disruptiva o innovación tranquila!– y hacer un plan realista a corto y medio plazo, encontrar apoyo interno y externo para dar cobertura a los cambios y, sin duda, implicar a la comunidad educativa. Un verdadero reto, pero, ¿alguien dijo que esto iba ser fácil?
En fin, los agentes del cambio educativo son personas que, distinguiendo los temores de los problemas, hacen cosas y saben aprovechar las oportunidades en beneficio de todos. Vamos a hacer un esfuerzo titánico durante un par o tres de cursos para adoptar toda esta tecnología. Si no lo hacemos bien, todo esto servirá para bien poco desde la perspectiva estrictamente educativa...

5.4.10

Empezar, kit de supervivencia en la Escuela 2.0


1. No renunciar a los éxitos analógicos.

Establezcamos una obviedad: no renuncies a todas las acciones, tareas, actividades, ejercicios, etc. que “te funcionan”. Tienes un  caudal de prácticas magníficas, no las encierres en el armario del olvido. Lo analógico sigue siendo válido, especialmente si está sancionado por el éxito. Lo digital puede convertirse en un agujero negro que todo lo engulle, jaleado por cierto esnobismo TIC. Yo uso cartones, postales, pianos y palmas, no necesito ordenadores para ciertas actividades imbatibles que llevo años empleando en clase. Seguro que tienes las tuyas. Esas, hoy por hoy, son las primeras de tu lista para empezar.

2. Apropiarse del nuevo contexto digital.

En cada comunidad el proyecto Escuela 2.0 toma forma específica. En Cataluña arrancamos el Projecte eduCAT1x1 en secundaria a partir de un miniportátil por alumno con aplicaciones y contenidos educativos en línea, conexión a Internet, PDI y electrificación de las aulas. Ahí están los deberes del docente, aprender cómo funciona todo esto! Eres un profesional, así que tómalo con pasión o con resignación, pero debes controlar este entorno. Quizás decidas no usarlo, pero no vale decir: “No sé cómo funciona”. Usa el método Pisani (diez minutos cada día de aprendizaje digital) o apóyate en compañeros o alumnos aventajados (“¿Alguien sabe cómo cojones demonios se pone en marcha la cámara web del portátil?!). Sin prisa, pero sin pausa, conquista el nuevo escenario escolar. Tu nuevo escenario.

3. Centrarse en los objetivos de aprendizaje.
Blog, Wiki, Moodle... no son tus objetivos. Lo nuestro es atención, memoria, comprensión, reflexión, imaginación, etc. Céntrate en las habilidades cognitivas y no en Twitter, Google Apps o cualquier otra chuche 2.0. No olvides que eres docente o flaco favor harás a tus alumnos y alumnas. ¿Que lo digital te permite alcanzar los objetivos de aprendizaje que te has propuesto? Pues tanto mejor, pero nada de confundir fines con medios. Lo nuestro está en el currículum, no en el último alarido web. Si te exalta lo nuevo, recuerda que no es lo mismo desarrollar competencias digitales que estrenar herramientas 2.0 en clase. Y que nos pagan por promover el aprendizaje, no las TIC. Centrarse es básico.

4. Utilizar tecnología socializada.
¿Qué herramientas y entornos digitales usas en tu vida personal? ¿Qué tecnologías aprovechas en tu casa los fines de semana? Empieza usándolas en clase, según sean tus necesidades docentes. Empezar significa actuar con profesionalidad y no hacer perder el tiempo a tus alumnos en clase, dando tumbos y explorando lo digital, a costa del tiempo de treinta adolescentes. Sencillos programas de tratamiento de imágenes, procesadores de texto o correo electrónico, mapas digitales o buscadores y enciclopedias on line. Nada espectacular a estas alturas, pero aquí pisas fuerte y te sientes seguro. Quizás no te importe sacrificar tu vida personal o familiar o tus horas de sueño. Si te gusta cacharrear con la Web 2.0, hazlo (yo lo hago y me siento culpable...), pero no te cuelgues medallas porque no es imprescindible. Ser un aprendiz de geek más bien desenfocará tus prioridades como docente. En resumen: para empezar, mejor las contundentes realidades que las vaporosas posibilidades.

5. Enriquecer digitalmente tus buenas prácticas.
Tu lista de buenas prácticas probablemente no es infinita (la mía es muy corta). Pero es tu lista y en ella están tus fortalezas. Enriquece esa lista con las herramientas y los entornos digitales que ahora tienes a tu alcance. Sí, empieza ampliando digitalmente lo que ya haces bien. ¿Que trabajas la redacción? Exprime la posibilidades de los procesadores de texto. ¿Te interesa la corrección ortográfica? Inventa actividades usando F7. ¿Eres un entusiasta del trabajo en grupo? Emplea herramientas colaborativas. ¿Reseñas de prácticas en el laboratorio? Incorpora fotografías hechas in situ por los alumnos. ¿Exposiciones orales, exposiciones magistrales? Usa las cámaras y las grabadoras. Enriquecer digitalmente tus fortalezas te hará avanzar, sin lugar a dudas. No detengas tu “enriquecimiento digital” y en dos años habrás mutado de piel. Y si haces ese viaje acompañado de colegas próximos te garantizo que, además, lo pasarás fenomenal.

Venga, vamos a empezar.
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Vale, vale: eres un mega crac de las TIC y esbozas una sonrisa perdonavidas o frunces el entrecejo, molesto. Perdona, monstruo, pero este post es para la gran (inmensa) mayoría de docentes que se (a los que) han embarcado en un aula digital. Quizás les sirva, quizás no. Pero, de alguna forma hay que empezar, ¿no? Yo ya me he mojado con una propuesta, ¿para cuándo la tuya?