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Estimados amigos y amigas,
No sé qué dirán los expertos y los conocedores bien informados de la red, pero mi parecer es que el mundo de los blogs educativos ha sufrido un innegable enfriamiento en cuanto a la cantidad de publicaciones en este año que finaliza. Twitter, Tumblr o las interacciones en redes como Facebook o Ning han ocupado su espacio comunicativo a costa de los blogs. Lo contingente, lo urgente, lo breve, lo anecdótico, lo episódico, se ha desplazado de los blogs a otros ámbitos de la red.
Personalmente me alegro de ello, porque no me interesa mucho ocupar mi tiempo en estos asuntos. Pido disculpas por si alguien considera mi desinterés una falta de respeto. Pero, honradamente, todo este ir y venir acelerado en nada me incumbe, más allá de una vaga curiosidad superficial por personas que, por otra parte, aprecio. Contrariamente me entusiasma lo ponderado, lo permanente, lo reflexionado que puedan aportarme. El pensar alto y el sentir hondo, que proclamaba Unamuno. Afortunadamente, este nuevo sesgo de los post también ha ralentizado la llegada de noticias a mis lectores de feeds y ha acompasado algo mi tempo con el tempo de la blogosfera.
La gran mayoría de blogs que sigo, pues, parecen adoptar una actitud más serena, más distante –incluso más escéptica- sobre el valor y las otrora enaltecidas virtudes de los blogs. Yo lo interpreto como un signo de madurez y de sabiduría, aunque otros lo juzgarán propio del cansancio de la blogosfera educativa. Me gusta pensar que, ocupados en lo que realmente importa, no destinamos más tiempo del juiciosamente necesario a la lectura y a la escritura en los blogs. Publicar, pues, lo estrictamente necesario, lo justo, lo imprescindible. Sin ocupar nuestro tiempo y el de los demás en argumentos prescindibles. Ese va siendo ya mi lema, a pesar de cierto remordimiento por actuar demasiado reactivamente y poco proactivamente en mi blog. En eso, me propongo mejorar en este nuevo año 2009.
Por lo demás, estoy profundamente agradecido a las personas que siguen los escritos de La mirada pedagógica y algo abrumado sobre el amplio espectro de personas que se interesan por el tema educativo: colegas docentes, padres de alumnos, amigos cercanos y amigos lejanos (¡Qué océanos nos separan y qué cerca los siento!), profesionales de otros ámbitos, alumnos y exalumnos, incluso familiares! Menuda responsabilidad…
En fin, a todos, gracias sinceras y un abrazo fraterno.
Boris Mir