En nuestra obsesión por alcanzar y medir objetivos de aprendizaje hay una cierta deriva productiva que me incomoda profundamente. Podemos acabar valorando las propuestas de aprendizaje como si todo fuera “tiempo productivo” y eso, seguro, va en detrimento de la significatividad y profundidad de la experiencia de aprendizaje.
Quizás estamos buscando evidencias de aprendizaje por encima de nuestras posibilidades. Estaría bien admitir humildemente que el acto educativo depende de muchas variables y que, como dice Gert Biesta, el bello riesgo de educar siempre es singular y abierto a lo imprevisible.
Proyecto en el Institut Escola les Vinyes