Hay actividades didácticas que conducen a una sola solución. Generalmente, la solución.
Sea un dictado, una operación matemática, una conjugación o un test de comprensión. Todos los alumnos llegan al mismo punto, sin importar el lugar de salida. Son las actividades embudo.
Hay otras actividades que, partiendo del mismo origen, conducen a infinitos resultados: una creación musical, un comentario de texto, una traducción, una descripción literaria o una valoración personal. Son actividades abanico.
Los embudos son fáciles de corregir y calificar, admiten poca subjetividad y tienen un cierto aire de objetividad e incluso de justicia. Los abanicos, contrariamente, apenas resisten una comparación a base de criterios de éxito o rúbricas de corrección. Su corrección es más subjetiva, compleja, criterial. Las calificaciones parecen arbitrarias, teñidas de subjetividad.
No hay una modalidad mejor que otra. Depende de los objetivos de aprendizaje que nos propongamos, pues sirven a finalidades diferentes. Sin duda, son necesarios embudos y abanicos para una buena formación. Los abanicos permiten expandir los límites, promueven la expresión personal, la singularidad. Pueden mejorar la imaginación o la creatividad. Los embudos favorecen la apropiación, estimulan hábitos, generan automatismos. Pueden mejorar la atención o la memoria.
Una última observación: en ambas actividades conviene no olvidar el proceso mediante el cual se llega al resultado, sea este abierto o cerrado. Personalmente me parece mucho más relevante este aspecto que la defensa de la supremacía de los abanicos o de los embudos. Solamente mejorando los procesos se mejoran los resultados. Y los procesos mentales, cognitivos o afectivos, son invisibles. Dejan poco rastro en los resultados. El buen docente debe saber encontrarlos para dar con las causas de los errores, con la dificultades del aprendizaje, con los bloqueos o las carencias... Creo que en los temas importantes, sin el diálogo pedagógico y la metacognición, es prácticamente imposible ayudar a mejorar a los alumnos. Pero este sería otro tema.
A mi me gustan más los abanicos que los embudos, seguramente fruto de mi propia formación y mis inclinaciones personales. Probablemente también de mis debilidades. Procuro equilibrar los tipos de actividades que propongo a mis alumnos.
Te propongo que mires tu praxis y cuentes tus embudos y tus abanicos. O lo hagas con los deberes de tus hijos, si no eres docente. Igual te sorprendes.
El análisis metafórico de los tipos de actividades daría mucho juego. Actividades escaparate (sujetas a la superficialidad de la moda), actividades efervescentes (improvisadas, lo que no quita que puedan dejar más huella que otras que han sido planificadas.), actividades bálsamo (aquellas que ayudan a mejorar las tensiones del aula)... Se me dispara la mente con muchos tipos, pero en todos los casos, entiendo que sí debe haber unos indicadores de evaluación. Es verdad que hay aspectos que escapan a un análisis cuantitativo, pero no cualitativo.
ResponderEliminarValiosa entrada: la medida justa y la explicación máxima.
ResponderEliminarTengo una pregunta: los "Treasure hunting" (caza del tesoro), ¿son actividades embudo?
Gracias, Boris!
Begonya Folch
Genial la metafora i la reflexió!! 100% d'acord. Realment les teves reflexions ens obren molts ventalls
ResponderEliminarUn análisis genial. Gracias por compartirlo. Saludos
ResponderEliminarEn efecto, Lu, esto daría para mucho. Podríamos inventar un montón! Abanicos y embudos propone un antagonismo que está subyacente en muchos hábitos docentes. A menudo implícitos y a veces poco reflexionados. Hay buenos embudos y buenos abanicos, creo que vale la pena pensar en ello.
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, Lu!
Begonya, siempre con tus preguntas difíciles! :)
ResponderEliminarCreo que la Caza del tesoro puede ser una buena actividad embudo. Porque las buenas cazas tienen un proceso muy rico. Y esa es la clave, insisto. Sin embargo, se debe ir más allá de una mera lista de instrucciones para obtener un embudo de calidad. Pues una Caza del tesoro planteada de forma cerrada, como un texto instructivo a base de breves preguntas/respuestas siempre será pobre. Al final puede incluir una “gran pregunta”, cuya respuesta acostumbra a ser cerrada pero compleja y a exigir una síntesis final. En fin, yo diría que, en la práctica, las Cazas del tesoro tienden a ser actividades embudo.
De momento, esto es todo lo que puedo decir, hasta que conozca tu sabia réplica. :)
Una abrazo muy fuerte!
Boris
Ep, Coral!
ResponderEliminarGràcies per venir per aquí per la valoració positiva.
Suposo que ja heu arrencat el curs amb força. :)
Una abraçada,
Boris
Gracias, "viajeros".
ResponderEliminarUn saludo!
Boris
Considero que las actividades abanico recaen mas sobre actividades empíricas, y no lógicas, en mi formación han sido mucho mas aplicadas las actividades abanico, sin dejar de mencionar que las actividades embudo llevan a conocer que las respuestas a problemas son concretas y no importando el camino se llega a ellas.
ResponderEliminarConsidero que las actividades abanico recaen mas sobre actividades empíricas, y no lógicas, en mi formación han sido mucho mas aplicadas las actividades abanico, sin dejar de mencionar que las actividades embudo llevan a conocer que las respuestas a problemas son concretas y no importando el camino se llega a ellas.
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