Bienvenido al cuerpo docente, grumete! Sí, dije grumete, estimado profesor o profesora novel: inexperto, ingenuo, asustadizo, ilusionado, ansioso, curioso y ambicioso. A tus compañeros y alumnos, no finjas lo que no eres, ni vendas lo que no tienes: experiencia, sabiduría, seguridad y autocontrol. Sé valiente y honesto: aunque aspiras a ser un gran navegante, hoy por hoy, eres un grumete. Y a mucha honra!
Aprende de los mayores. Pero de los verdaderos hombres y mujeres de mar. Se distinguen con facilidad, pues aman a sus alumnos tanto como aman a su disciplina académica. Conversa, interroga, observa su trabajo... Y evita a los conspiradores doloridos, a los murmuradores solitarios, a los escépticos elocuentes y a los desencantados silenciosos. Ni enseñan, ni dejan enseñar.
Asume pronto que el trayecto será largo y difícil. Pero ten presente que este primer viaje anual será para siempre inolvidable y único. Dejará heridas y tatuajes de amor indelebles. Saborea su misterioso bascular entre el entusiasmo y la desesperación y disfrutarás del trayecto.
No te juzgues, ni juzgues a los demás. Trata por todos los medios de comprender. Para ello deberás mirar con ojos de grumete y desconfiar de los prejuicios y tópicos educativos, que no te permitirán pensar en libertad.
Exígete sin tregua, pero jamás te culpabilices. Vela por los pormenores, atiende los detalles, pues en la buena ejecución y en la autoexigencia alcanzarás, con los años, la excelencia. Muchos todavía estamos en el camino, muy, muy lejos de ella y en ello seguimos…
Y, por encima de todo, ama lo que haces. No te avergüences jamás de tu pasión y entrega, pues esa es la madera con la que se forjan los grandes capitanes.
Bienvenido a bordo, levad anclas, empezó el curso!
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Muchos jóvenes maestros y profesores quedaron fuera del sistema gracias a las restricciones de los presupuestos educativos. Algunos se incorporan, finalmente, en estos duros días de reajuste de plantillas, altas y bajas. Muchos más nos harían falta!
Buena clasificación de tipos de profesores. En una ocasión escuché a Nelida Zaitegui realizar una más breve, aunque también elocuente: activos, proactivos, pasivos y propasivos. No es fácil navegar en un claustro.
ResponderEliminarLa tripulación, siempre la tripulación...
ResponderEliminarY no digamos la comandancia de la nave, otra pieza clave para el buen rumbo!
En efecto, los claustros son una piedra angular de todo este tinglado.
Gracias por venir a leernos!
Je, buenos consejos que deberíamos seguir todos. ¿Problema?
ResponderEliminarQue también hay marineros experimentados en el arte de:
- No dedicar tiempo a su trabajo y cobrar lo mismo que el resto.
- Progresar en la carrera docente haciendo cualquier cosa menos mejorar la docencia.
- Y un largo etc
El grumete que haya entrado en la marina por vocación, creo que seguirá tus consejos, y el grumete que haya entrado para trabajar (ya que de algo hay que vivir) pues creo que no los seguirá.
Buen post.
Salu2
Ángel
A veces la vocación surge, Ángel. Creo que un buen comienzo es indispensable para ello. Así que vale la pena empezar bien!
ResponderEliminarClaro que hay compañeros que aborrecen la docencia, pero esto sucede en todas las profesiones. Aunque en la nuestra... nos duela un poco más!
Gracias por el comentario!
"Men wanted for hazardous journey. Small wages. Bitter cold. Long months of complete darkness. Constant danger. Safe return doubtful. Honour and recognition in case of success."
ResponderEliminarQuién dijo que seria fácil?
http://mcanosan.blogspot.com/2009/09/leave-no-man-behind.html
marià :-)
Hombre, Marià, tampoco hay que plantear el tema educativo en estos términos!
ResponderEliminarAfortunadamente en educación no nos jugamos la vida... casi nunca! ;-)
No vamos a descubrir el polo, aunque a veces exploramos con demasiadas incertidumbres...
Sin embargo, seguimos en ello. Por algo será, ¿no?
Gracias por las complicidades, Marià
Me ha encantado, gracias.
ResponderEliminarPor cierto, en Educación no nos jugamos la vida pero sí jugamos con muchas vidas y eso sería importante tenerlo siempre presente.
Un saludo, Montse
Sí, Montse, ser docente es una gran responsabilidad. Hay que tenerlo siempre presente, es verdad.
ResponderEliminarGracias por venir!
Boris
Boris:
ResponderEliminarEs la primera vez que llego a tu blog. Tus palabras son más que certeras... sobre todo para un "casi grumete argentina" como yo.
Fue un placer leerte, seguiré andando por estos lares.
Valeria