10.5.15

A falta de innovación radical, hagamos una "actualización" de las escuelas

Hace años, una compañera que cambió de instituto me contaba que no hacía trabajar en grupo a los alumnos porque en su nuevo centro "no hacía falta". Es que "allí puedes dar clase y te escuchan", me contaba. Es una idea profunda a la que hemos contribuido muchos, sin querer. Trabajando en los centros periféricos, con alumnos con grandes dificultades, con los alumnos de PQPI, etc. contribuimos a estas creencias. Haces otras cosas porque no puedes hacer "lo normal". Nada más desacertado: trabajamos de otro modo en el aula porque se aprende mejor y, sobre todo, porque se aprenden otras cosas más necesarias y más importantes.

El campo habitual de la innovación es la periferia de los sistemas, de las organizaciones, donde hay más libertad, menos rutinas, menos ortodoxia. Acaso la periferia nos haya servido para que el sistema tolerara cierto ensayo y error, para permitir el riesgo que toda innovación comporta. Pero tenemos suficientes certezas para introducir cambios y mejoras que ya han devenido inaplazables. Las escuelas de los Jesuitas, en Cataluña por ejemplo, ya lo están empezando: de la periferia al núcleo.

Lo marginal no escala, así que es inexcusable transferir lo aprendido a los "núcleos duros" del sistema público. Porque lo que "funciona", en realidad, es insuficiente, es un aprendizaje basado en la exposición de contenidos, ejercicios, exámenes individuales, etc., que no enseña todo lo que hace falta aprender. No es un aprendizaje potente, necesario y valioso para nuestros alumnos.

Trabajando en clase de música de 1º de ESO

Realizar uno o dos proyectos trimestrales, asumir cierta personalización de los aprendizajes o de los sistemas de evaluación, habituarse a una mirada global y pluridisciplinar sobre los temas, considerar el uso de las TIC como algo ordinario y común, trabajar en equipo resolviendo retos... no son novedades experimentales, ni desatinos innovadores. Son necesidades perentorias en una escuela contemporánea. Digan lo que digan las regulaciones, los sindicatos o la ley educativa de turno, esto es indispensable.

Hay cambios metodológicos, tecnológicos y organizativos que ya tenemos delimitados, explicados y justificados a estas alturas. Muchos los proclaman y pocos los ejecutan de ordinario en su escuela o instituto. La educación que queremos es la que hacemos cada día en nuestro centro. Lo demás, son pájaros. Por favor, hagámoslo YA en nuestras escuelas públicas.