29.5.13

Sobre la (escasa) participación de las familias en la escuela

Los datos son aplastantes: los padres y las madres se desentienden de forma abrumadora de intervenir en las instancias formales de participación de las escuelas y, todavía más, de los institutos.

Si bien una parte se puede atribuir a cierto ambiente general de escaso compromiso con lo público, en el mundo educativo el problema es endémico. Padres o madres para las AMPAs, candidatos a formar parte del Consejo Escolar, asistencia a las llamadas "escuelas de padres",  interés en las reuniones de seguimiento tutorial... Una interminable lista de espacios de participación desatendidos o, simplemente, ignorados por el grueso de las familias.

Projecte Herbari virtual 2012 - Presentació a les famílies
Los alumnos ante sus familias
Quizás las familias no participan porque tienen muy poco poder real sobre la escuela y son, generalmente, convidados de piedra en muchas de las instancias formales de participación. En la práctica, el poder siempre está en manos de los docentes, los equipos directivos o la administración. No determinan el temario, la valoración de los docentes o la contratación del personal, por ejemplo. ¿Ustedes se imaginan a un grupo de padres despidiendo a un director o a un inspector? Yo, no. En cambio he visto numerosas veces a un grupo de docentes "despidiendo" a un alumno...

No tengo ninguna solución para este problema, pero quisiera proponer algunas acciones para mejorar la participación de las familias en los centros, especialmente en los de secundaria.

En primer lugar deberíamos comunicar, es decir, informar permanentemente de lo que hacemos en el día a día. La escuela concertada suele hacerlo mejor que nosotros, la escuela pública. Boletines, páginas web, tablones de anuncios, blocs... informan a sus familias, que son las que pagan! ¿Cuantas comunicaciones informativas hacemos nosotros a las familias? Normalmente autorizaciones para las actividades, notas trimestrales y alguna "nota en la agenda" sobre un comportamiento negligente...

Hay que enseñar lo que hacemos, mostrar la actividad en el aula, explicar cómo trabajamos. No se puede valorar y apreciar aquello que se desconoce. Hay que tener unas "puertas abiertas" permanentes. Hay que ser transparente. ¿Que hay poco que explicar? Pues seguramente tendremos que replantearnos algunas cosas...

En segundo lugar deberíamos hacer participar a las familias en lo importante, lo que hacemos en el día a día. Incorporarlas a nuestro core, a nuestra función vital, que es enseñar y aprender. Consejo Escolar, reuniones con las familias, Escuela de padres... Seamos francos: todo esto es periferia. Lo que nosotros hacemos es promover el aprendizaje, cada día, en clase. Pues hay que hacer participar a las familias en nuestras clases!

Presentació exposició a les famílies
Visita guiada a una exposición en el centro
Por ejemplo, haciéndolos objeto de nuestro trabajo: estudiar lo que pasa en casa, preguntar por temas profesionales, entrevistarlos... ¿Reciclamos en casa? ¿Cuántas bombillas de bajo consumo tenemos? ¿Quién fuma y por qué? ¿Cuánto gastamos en móviles en nuestra familia? ¿Miramos juntos la tele o hay una en cada habitación? ¿Qué leen nuestros padres? ¿O por qué no leen?!
La familia siempre está latente, pues hagámosla visible, hagámosla objeto de estudio, de reflexión, de debate. No de forma particular, sino de forma global, pues no se trata de pasar cuentas o de comparar a unos con otros.

Se puede ir incluso más allá. Pedirles, por ejemplo, que vengan un día a presentarnos su oficio, en qué trabajan. Pedirles que nos echen una mano en algo que ellos saben o tienen. Que hagan de "profes" un rato... ¿Os parece imposible? Quizás será porque no lo habéis probado... Nosotros hemos filmado a los abuelos para hacer historia oral, hemos construido decorados y disfraces con elementos de sus tiendas, los invitamos a ser "público" de los proyectos cada trimestre, a "padecer" visitas guiadas a nuestras exposiciones...

El compromiso, quizás, vendrá despúes. Hay que mostrarles que lo que hacemos con sus hijos, in situ, tiene valor y merece ser apreciado y, si cabe, defendido. Creo que los padres no están interesados en la educación o en la escuela. Pero lo están en el desarrollo de sus hijos, en que "salgan adelante". Hay que explicarles que realmente contribuimos a ello en la escuela, que lo que hacemos por sus hijos es importante. Hay que hacérselo visible, no basta con informar. Solamente entonces contaremos con su participación y, acaso, con su compromiso con el centro.



El equipo directivo del Institut Escola Les Vinyes participó en la VI jornada de educación "Participación, el aprendizaje de la democracia". Esta fue la presentación que acompañó nuestra intervención.

20.5.13

La LOMCE y otros desvaríos sobre la escuela

Decía Descartes que la razón es lo que mejor se comparte en el mundo. Todos los hombres tienen una parte de razón. La escuela, que enseña a razonar, hará mejores personas, mejores hombres. De ello surgirá un mundo mejor. Estos son los principios fundadores de la escuela, anclada en los ideales de la ilustración. Victor Hugo afirmaba que abrir una escuela es cerrar una prisión.

Qué ilusión!

El progreso moral y social es un principio asociado a la escuela. La institución tiene al maestro delante, que representa estos valores. No esperamos un gran pedagogo o erudito en la escuela ilustrada: buscamos a un gran hombre que encarne los valores de la república, del progreso y del conocimiento. El profesor clásico es un sacerdote de la res publica. Un heraldo del saber y de un mundo mejor. Por eso la escuela es un templo del conocimiento, en el que los feligreses, los alumnos, dejan su historia personal, su singularidad en la puerta, para escuchar "la palabra", agradecidos. El niño se convierte en alumno.

Qué espejismo!

El declive de este proyecto institucional es más que evidente. Las legitimidades ya no son sagradas. Nadie pretende ser "la escuela de la nación" o "heraldo de la cultura". La Cultura, así en mayúsculas, se disuelve en la sociedad líquida. Ya no sabemos cuáles son los grandes textos culturales, ya no hay contenidos fuertes. ¿Cervantes? No, que es cultura de género! ¿Mozart? No, que es cultura de clase! La escuela está dominada por la cultura crítica que ella misma ha creado, paradójicamente.

La modernidad es siempre desencantada, multiforme, diversa.

Qué cambio!

Leyes educativas en España
Nada de formarse culturalmente, de desarrollar la razón o los razonamientos. El objetivo ya no es la cultura, o el barniz cultural, si queréis. Ahora el propósito son las competencias, la forma elegante de hablar del mundo del trabajo, de la empleabilidad, de la eficacia y la eficiencia. Hoy la juventud va a la escuela para "encontrar un trabajo" en el futuro, para "incorporarse a la sociedad".

Por ello, la escuela actual es la escuela del capital humano. Lo útil, no la cultura, justifica la escuela. Aprender a hacer, algo claramente insuficiente.

Qué devaluación!

Ahora, ser maestro no es una vocación, no es un sacerdocio como pretendía Freinet. Es una profesión. La legitimidad del maestro es técnica, profesional. El maestro debe demostrar su utilidad. A los padres, a la sociedad. Y qué mejor que el actual Governing by the Numbers en educación, qué más adecuado que los económetras, que las pruebas PISA y otras flores (del mal)...

Qué tiempos!

En esta institución decadente, el desatino de la LOMCE no es más que otra tormenta de verano, otra ley educativa en democracia. Aunque cabe recordar, no sin dolor, que las únicas leyes con recorrido han sido la LOGSE (1990) y la LOE (2006), ambas socialistas. Así que nadie se engañe, la LOMCE es la hija clasista, centralista, segregadora e involucionista del fracaso de la izquierda española. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

La LOMCE, quizás, no es más que otro síntoma de la profunda y definitiva crisis de la escuela contemporánea, herida de muerte.

Qué desolación!


Nota: Estos desvaríos personales son los efectos secundarios producidos por las reflexiones del sociólogo francés François Dubet, no aptas para menores. Creo que voy a tener que consultar con mi pedagogo de cabecera. Disculpad.

12.5.13

Equipos docentes

Los equipos de calidad son la base de una buena organización, de un trabajo satisfactorio y de grandes resultados. No creo en las personas excepcionales, sino en los equipos formados por personas excepcionales. Y esto también vale para los centros educativos.

Y por ello, siempre que he tenido responsabilidades en un instituto, he tratado de poner a los equipos docentes en el centro del mismo. Así tratamos de hacerlo en Les Vinyes, donde trabajo actualmente.

Ikasblogak 2010 - Barakaldo Nuestro modelo de equipo docente es un grupo de cinco personas que se hace cargo de una promoción durante todo el curso escolar. Este equipo docente se encarga de impartir y evaluar todas las asignaturas, proyectos, salidas, seguimiento tutorial y actividades transversales. En definitiva, el equipo se responsabiliza globalmente del desarrollo del curso.

En consecuencia es un equipo multidisciplinar, con un objetivo compartido que toma y ejecuta todas las decisiones sobre la promoción: selección de contenidos, trabajos globalizados, proyectos trimestrales, salidas académicas, medidas disciplinarias, agrupaciones y horarios. De momento hay tres: uno de infantil, dos de secundaria.

No existe otra instancia organizativa -departamentos didácticos o equipo directivo- que tome decisiones o intervenga sin que el equipo docente lo solicite expresamente. De hecho, en nuestro centro aspiramos a que nunca haya Departamentos, sino equipos de docentes y de proyectos. Nuestro sueño es convertir Les Vinyes en un "punto caliente", un espacio para el entusiasmo y la creatividad, como propone Lynda Gratton.

Ello exige la formación de un equipo de profesores, que no un grupo. Exige dos largas reuniones semanales, comunicación directa, confianza entre los miembros y una actitud abierta y flexible. Exige impartir dos asignaturas, requiere preparar, realizar y evaluar juntos los proyectos y los trabajos globalizados de cada trimestre. Demanda una dosis de autogestión y de autoaprendizaje muy elevada.


Presentació de l'Institut Escola Les Vinyes de Institut Escola Les Vinyes en Vimeo.

Trabajar juntos cooperando, aportando cada uno "lo mejor" de sí mismo en un ambiente de camaradería, de profesionalidad, de cierta alegría, todo jalonado, sin duda, con momentos de sobreesfuerzo. Nada de evaluar personas, se evalúan los equipos.

Como dice el vídeo de presentación, "Nuestro centro crece y aprende, se equivoca y rectifica cada día. Se esfuerza en mejorar y trabajar de forma responsable y comprometida con la educación". Estamos creciendo, estamos aprendiendo, nos estamos formando. Luego nos equivocamos y rectificamos. Los profesores, los que más. Feedback honesto, aprender y pasar página forma parte de nuestro ADN.

¿Fácil? Ni hablar. ¿Arriesgado? Bastante. ¿Satisfactorio? Mucho. ¿Escalable? ¡Sin duda!

5.5.13

Relación pedagógica

Todos los profesores deseamos algún patrón de relaciones con nuestros alumnos. Una personal combinación de respeto, cercanía, autoridad, afecto, disponibilidad... Este ideal determina nuestra relación pedagógica con los alumnos.

Las relaciones en clase son simbióticas. Lo que los maestros y profesores hacemos influye, cuando no determina, el tipo de relación que nuestros alumnos tienen con nosotros.  Una simbiosis que debería ser mutualista, es decir, una relación de la que ambos salgamos beneficiados. Me gusta afirmar, no sin cierta provocación, que tenemos los alumnos que merecemos. Es  decir, los alumnos nos tratan según los tratamos a ellos, a pesar de encarnar roles diferentes en el aula.

Symbiosis
Líquenes, simbiosis entre hongos y algas 
No creo que haya un modo correcto o mejor para la relación pedagógica. Más allá del carácter y personalidad de cada maestro, la relación pedagógica se inscribe en una cosmovisión de la docencia que es personal. Cada docente es una idiosincrasia.

De lo que estoy convencido es de que una buena relación pedagógica es tan fundamental que es un requisito para el aprendizaje. Y, por ello, debe ser sujeto de reflexión y acción deliberada por parte del docente. Hay que dedicar tiempo y acciones a su construcción y cuidado.

A veces, por la mera conversación informal entre colegas, veo a compañeros totalmente ajenos a esta responsabilidad, confiando en que el sistema de códigos y convenciones escolares será suficiente para conformar una buena relación pedagógica. Algo totalmente equivocado.

La escuela proporciona las reglas de juego en una personal partida con los alumnos. Nadie va a a jugar por ti ese partido. Empieza el primer día de clase y termina con el curso. Naturalmente, una buena convivencia general -eso que llamamos clima de centro- es un terreno favorable. Pero no garantiza ningún resultando.

Uno puede anticipar conflictos, ambientes propicios a la indisciplina, laxitud en el trabajo... viendo como, día a día, imperceptiblemente, algunos docentes tienen abandonada la creación y mantenimiento de una buena relación pedagógica con sus alumnos.